Este semestre curso la asignatura de Neurociencia en la UOC y, aunque es una asignatura bastante compleja por su lenguaje cientifico-médico, lo poco que he leído me parece fascinante.

Por ejemplo, en la presentación de los mecanismos que disponemos para percibir nuestro entorno mediante la vista, nos habla de la energía electromagnética que emite el Sol, cuya partícula más elemental es el fotón. Los fotones actuan como ondas cuando se produce refracción o reflexión cuando atraviesan o “rebota” en la superficie de separación entre dos medios (por ejemplo entre el aire de la habitación y la mesa o el vaso de agua).

En función de la longitud de onda (distancia entre dos crestas consecutivas en metros) y la frecuencia (ciclos por segundo en Herzios) de la energía electromagnética tenemos el espectro electromagnético:

El ojo humano solo es sensible a una pequeña parte de todo el espectro:

Por otra parte, el oído lo que percibe son los cambios en la densidad del aire. Por ejemplo, un altavoz lo que hace es empujar el aire formando zonas mas densas y enrarecidas (menos densidad):

En función de la frecuencia y la intensidad del sonido, nuestro oído será capaz de percibirlo. Por ejemplo, los humanos podemos escuchar sonidos entre 20 Hz – 20 Khz y 0 dB – 140 dB:

Hay animales que pueden oir por encima o debajo de nuestro límites. De hecho, la tierra emite sonidos imperceptibles para nosotros pero que sin embargo algunos animales si pueden oir, de ahí que estos sean capaces de huir de zonas donde se va a producir un inminente terremoto. Incluso nuestro propio cuerpo emite sonidos al movernos que somos incapaces de oír.

Toda esta información la acaba “procesando” nuestro cerebro para acabar componiendo el mundo tan rico que percibimos a través de la vista o el oído. Este “procesado” se realiza en diversas áreas y capas del cerebro, del cual desconocemos todavía muchisimas cosas. No obstante, tenemos en Internet material bastante interesante como el Atlas del cerebro de la Universidad de Michigan o el programa multiplataforma MRicro, con el que podemos “navegar” por las diferentes capas del cerebro:

Me parece fascinante ir aprendiendo poco a poco como percibimos nuestro entorno y como funciona nuestro sistema nervioso y cerebral. A su vez, te das cuenta de que estamos limitados a ver lo que nuestro cuerpo esta preparado para percibir. Ahí fuera no existe un mundo de objetos de colores, sino que simplemente nuestro cuerpo los percibe como tal… solo hay que imaginar que hubiésemos nacido con capacidad para ver únicamente en blanco y negro. Que percibamos de una determinada forma no significa que las cosas sean así en esencia 😉

Como nota interesante relacionada, en Psico-Ajuda recientemente han posteado un artículo sobre como afecta el Alzheimer al cerebro de forma gráfica mediante imagenes del mismo.