En un post anterior hago una reflexión donde digo literalmente que “soy muy desafortunado” por no haber vivido momentos tan duros como otras personas. Quiero retirar y corregir dicho razonamiento.
No me siento desafortunado, cuando escribí esas palabras estaba jugando a filosofar y como mal filosofo que soy, el resultado ha sido desastroso.
No soy víctima de nada, no me siento víctima, no quiero ir de víctima. En mi vida he tenido momentos malos (aunque seguramente no tan fuertes como otras personas), y de todos esos momentos malos, creo que he conseguido levantarme e intentar aprender de ellos… o al menos ese es mi sentimiento. Mis momentos malos han hecho que sea la persona que soy ahora, mis errores me han formado como persona, yo soy mi pasado con mis errores y mis aciertos… y me siento bien conmigo mismo, me siento bien con mi evolución personal hasta el momento (quizás ha sido lenta, pero algo he avanzado).
Por tanto, mi primera reflexión ha sido causa directa de mis vivencias. Mis momentos malos han podido llegar a ser terribles para mi, pero con el tiempo he conseguido sacar cosas positivas y he aceptado, que para ser quien soy, estaba forzado a vivir lo que he vivido. En mi caso particular, los momentos malos han acabado aportándome algunas cosas positivas. De ahí mi desafortunado comentario, no he tenido en consideración que no todos los problemas son iguales ni todo el mundo es igual. El día que me toque vivir algo tan gordo como lo que han vivido algunas personas, quizás sea yo quien no sea capaz de levantarse ni de sacar nada positivo, eso no lo sabré hasta que no me ocurra nada de tal calibre.
Reconozco que me he equivocado, he llegado a una reflexión errónea e irrespetuosa con aquellos que sufren las consecuencias de situaciones trágicas, por ello pido disculpas a todo aquel que haya ofendido o molestado. Os puedo asegurar que no era mi intención.
En una asignatura del MBA nos han pedido realizar una reflexión sobre el conocido